Lavados nasales, ¿sí o no?

Nos encontramos en una época complicada, en la que la alerta sanitaria está muy presente, debido al COVID-19. Pero además de este virus, que nos está provocando muchos problemas a la vez que nos está enseñando un nuevo paradigma de vida; otros muchos virus, constipados y afecciones continúan con nosotros.

Por eso me parecía importante, hablar de algo que nos trae de cabeza a las familias con peques todos los otoños e inviernos: LOS MOCOS. Esos acompañantes de nuestros hijos, que vienen por octubre y se nos quedan casi todo el curso escolar.

La pregunta es, ¿lavados nasales si o no? Pues si y no, y no de cualquier manera.

Aquí cosas que necesitamos saber sobre la fisiología de la nariz:

-Lo primero a dejar claro: LOS MOCOS NO SON NUESTROS ENEMIGOS. Hacen una gran función de protección, para evitar infecciones. Son una barrera para proteger la inmunidad. Por eso, cuanto más los limpiamos, el sistema lo que hace es generar más. Se siente atacado, y pone medidas de protección.

-Cuando limpiamos la nariz muchas veces nos olvidamos de que es mucho más de lo que vemos. Tenemos muy claras las fosas nasales, pero no sabemos que en su parte posterior tenemos una zona donde se acumulan las secreciones; el cavum. El cavum no se limpia echando solo suero en la nariz. Necesitamos ayudar a su movilidad posterior, haciendo una inspiración grande retronasal; “sorber” de toda la vida, vamos.

-La cantidad de suero que echamos no debe ser mucha, ni debemos echarlo rápido. Cuanto más arrastre más irritación, más secreción y por lo tanto más dificultad para respirar. Entrando en un círculo vicioso.

-En parte posterior de la cavidad nasal, en la rinofaringe, encontramos la trompa de Eustaquio. Es un conducto que une la rinofaringe con el tímpano. Si hacemos succión de los mocos por la nariz con un aspirador por ejemplo, podemos dañar el oído de nuestro peque.

-La mucosa de los niños, y en especial la de los bebés es muy sensible, y se irrita fácilmente. Cuando esto ocurre, se genera más moco y les cuesta  respirar.

Por eso os dejo estas recomendaciones:

-No es tan importante la postura como el número de veces que hagamos lavados, el volumen de suero que apliquemos y la presión con la que lo hagamos.

No hacer lavados nasales por hábito o rutina, si no solo cuando sea necesario para el niño. O por pauta médica, o por que veamos que le cuesta respirar.

-Lavados a bajo volumen: con dos, tres gotas de suero y que el peque inhale por la nariz, para hacer una limpieza productiva de la fosa y el cavum. Existen dispositivos en el mercado que pulverizan el suero rompiéndolo en partículas pequeñas que también hacen esa función (ojo, no son productos que al apretarlo saga un chorro. Por muy fino que sea, va a provocar arrastre y por lo tanto irritación de la mucosa)

No aspirar los mocos, ponemos en peligro el oído de nuestro peque.

-La temperatura del suero en bebés muy pequeños debe ser a la misma temperatura que la corporal. Nada que entra en el cuerpo del bebé puede ser menor que eso. Va a irritar y dañar las vías.

Contraindicados los humidificadores calientes, y agua en los radiadores; por fomentar la proliferación bacteriana. Si se usan, que sean de aire frio, siempre lejos del niño y poco tiempo. No dormir con ellos. Nuestro ambiente es seco, no tiene sentido crear uno húmedo artificial.

-Siempre vamos a usar suero fisiológico. El hipertónico, tan de moda ahora, solo será por prescripción médica. Se utiliza para inflamaciones y afecciones concretas. A diario es irritativo de la mucosa.

-Ambientes limpios, bien ventilados, libres de tabaco y tóxicos. No usar en exceso calefacciones. Y nuestras manos también.

Ante los mocos, pacienciahigiene, y seguir las recomendaciones pediátricas. Y sí, muchas veces no nos pueden mandar nada los pediatras, porque es un proceso normal del cuerpo, inmunitario y que no queda otra que pasarlo con mucho amor

by Arantxa F.Peinado
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